jueves, 27 de noviembre de 2014

De mini-vestido a mini-falda... bueno, no tan mini


Ni siquiera me atreví a ponerme ese vestido porque hubiera quedado completamente desnuda -qué ironía!. Lo digo porque super-hiper chiquitico!!! aún para mis escasos 145 centímetros.

Y que conste que tampoco soy ninguna puritana, es que sinceramente, ya ustedes han visto mi mondongo... de pronto si tuviera el cuerpo esbelto, delgado, estilizado y tonificado de Adriana Lima hasta de pronto. Lo cierto es que lo encontré en la canasta de $1 dólar en un almacén y no pude resistir la tentación de llevarmelo... $1 dólar!!!!

Bueno también por el hecho de que me gustaron los colores, especialmente los puntitos azules, coral y café que me combinaban con algunas prendas que tengo... y además, si mis ojos no me engañan... el estampado parece como si... dibujara un dragón sonriente?? creo que el vino me está haciendo efecto ya.

En fin, volviendo al vestido, realmente fue un trabajo fácil para poner en práctica mi método Cortar-Planchar-Coser que transformarán este vestidito en una faldita.

El método Cortar-Planchar-Coser es especialmente utilizado para 'cogerle el ruedo' a los pantalones o faldas que queremos recortar ya sea porque están muy largos (que siempre ha sido mi caso)o porque necesitamos reparar un ruedo que ya está desgastado.

Siguiendo este método, Corté la parte de arriba, que no era mucha que digamos. Después de cortar la parte superior le tomé la medida a la cintura y le hice unas puntadas en las caderas para que me quedara más ajustada. Luego doblé dos veces -valga la redundancia- la orilla que quedó después de cortar la tela y los Planché para que quedara bien recto. El 'doble dobladillo' se hace para evitar que la tela se deshilache. Y la planchada es para que quede bien firme.

Al final lo pasé por la máquina, es decir lo Cosí y en menos de 15 minutos ya estaba lista mi falda nueva para ponerme el día de Acción de Gracias.

Sí ya sé que en Canadá lo celebramos en Octubre pero... qué caray! siempre debe haber una excusa para estrenar!

Tarde fría pero al menos no hay nieve aquí en Halifax



viernes, 21 de noviembre de 2014

La blusa de la tía solterona


Ok chicas, empecé con un refashion fácil y una aguja rota en mi primera lección de costura a máquina, pero luego de una semana entera practicando y cogiéndole el tiro a Magnolia, llegó la  hora de coger las tijeras por las asas y entrar al quirófano... perdón... al clóset!. Empecemos con esta lindurita que encontré el fin de semana pasado en la tienda de segundazos más grande de Halifax, Value Village.

Obviamente no tengo forma de averiguar cuántos años tiene ni quién o en qué circunstancias fue usada pero por el diseño, el corte y la etiqueta podría decir que viene del siglo pasado. Ok está bien... estoy exagerando, la tela está demasiado bien preservada como para que tenga 100 años, en todo caso para mí es un tesoro arqueológico que resultó ser el candidato perfecto para una revivificación con estilo.

Qué me gustó de esta blusa? Aparte de que está en perfecto estado, la tela parece bastante resistente y difícilmente se arruga, ya quisiera que mi piel treintañera tuviera el mismo aguante!. Es una blusa simple pero con detalles adorables como la pequeña fila de encaje en el borde del cuello y el diseño de la parte frontal.

Qué no me gusta? bueno, no creo que tenga que dar muchas explicaciones sobre lo que hay que cambiar con urgencia para revivir a esta anciana con la que seguramente se debió vestir alguna tía solterona amargada que no quería darle ni la hora a los tipos. Obviamente hay que hacer algo con las mangas, cortarlas de raíz de pronto? o sólo hasta un poco más abajo de la axila? los plieguecitos del hombro no es que me disgusten del todo...

Haciendo el dobladillo
Para salir del dilema me la remangué hasta donde creí conveniente pero luego de varias poses... recordé una de las reglas que debemos seguir las que somos chaparritas de espalda ancha y hombros prominentes: todo lo que nos haga crecer horizontalmente están completamente proscrito en nuestro clóset!

Al quitarle las mangas obviamente los bordes de la tela quedaron expuestos, así que con la misma tela de las mangas que amputé hice un dobladillo que luego pegué a la blusa con la máquina.

Mangas amputadas... check! ahora vamos por la definición de la cintura, que es lo segundo que le falta a esta blusa. Así que me la puse al revés, pineé la silueta deseada con alfileres de modo que me ajustara un poco más... ojo sólo un poco!! la idea es dar la ilusión de que tengo cintura -aún cuando no la tengo- pero tampoco quiero que se me forre el mondongo... me siguen?. Además, si la dejaba demasiado ajustada tendría que ponerle una cremallera invisible en uno de los costados o algo parecido porque... pues cómo me la pongo entonces? y la verdad no me apeteció ponerme en más trabajos...

Tip para principiantes: Marcar la curva en la blusa con un lápiz  antes de pasarlo por la máquina para no perderse en el camino. Y hacerle despacio, sin afanes, esto ayuda a repocisionar correctamente la línea de costura en caso de que empiece a desviarse.

En fin, terminado el refashion y luego de su respectiva lavada y planchada, esta tía solterona se convirtió en una tierna, fresca y joven ejecutiva... lista para salir de la oficina a coctelear.



Ay véanla tan creída estrenando blusa!!!!

miércoles, 12 de noviembre de 2014

Las Cortinas de Scarlett

Foto: http://southernthings.web.unc.edu/
Ah! si hay una historia que me encanta hasta las tripas es Lo que el viento se llevó. Lástima que hoy en día ya no hagan películas con historias como estas y haya que conformarse con ver viejas enamorándose de vampiros y otros pajazos mentales similares.

Sí, lo reconozco, la anciana decrépita que empieza a florecer en mí añora aquellas heroínas berracas como Scarlett O’hara quienes tenían que enfrentar situaciones difíciles, reales, y sobre todo que trascienden el alma humana… no como las cacorradas  -como ésta- de los Juegos del Hambre que le quitan a uno literalmente el apetito. Si tú crees que tienes 100 problemas en tu vida, consuélate con saber que los de Scarlett necesitaron al menos 300 páginas de un libro -o si lo prefieres, casi 4 horas de película- para contarse.

Pero con todo y problemas Scarlett era fantástica, era una mujer que sabía perfectamente lo que quería y por más en la inmunda que estuviera, jamás se conformaría con ser una mujer ordinaria… mejor dicho primero muerta que sencilla como decimos en mi tierra. De todos los ejemplos que tendría para dar, sólo voy a citar el que más me interesa, y es la parte en que Scarlett va hasta la cárcel, cosa que de por sí muy pocas estaríamos dispuestas a hacer, para pedirle a Rhett plata para no perder su hacienda, qué oso!!

Hasta ahí la cosa no pinta tan grave porque finalmente, con tal de no perder su posesión más valiosa, ella está dispuesta a hacer lo que sea… el problema real es que no tiene ni un vestido decente qué ponerse para ir a ver al tipo que le gusta, el horror!!!!!!

Foto: http://southernthings.web.unc.edu/
Así que resuelve la situación haciendo el re-fashion más famoso de la historia del cine: baja las cortinas de terciopelo de las ventanas y las convierte en un majestuoso vestido. Supera eso Katniss!

Y no crean que es tan mamey! es como si nosotras hubiéramos quemado con la plancha el vestido del prom y tuviéramos que echarle mano a las cortinas de la casa… afortunadas ustedes que existe este blog para salvarlas!

Eso es lo que quisiera ver en las historias de hoy en día, mujeres valientes que demuestren que no son lo que tienen sino lo que son capaces de hacer de sí mismas con lo que sea que la vida les dé. Mujeres que enfrentan la peor de las tragedias de la única manera que sabemos: siendo fabulosamente mujeres!!!!

Y hablando de refashions que han salvado a alguna protagonista, se acuerdan de alguno? 

sábado, 8 de noviembre de 2014

La Blusa Culebrera

Esta blusa la tengo desde hace marras!!. Si mi memoria no me traiciona la compré en el outlet de
Naf-Naf de la Zona Industrial más o menos en el 2006 cuando era joven y bella y aún vivía en Bogotá. No solamente me gustó el precio de ganga, sino la forma cruzada que tenía.

Ocho años después la encontré en el clóset y me dió mucho pesar desecharla, primero porque es de las pocas prendas hechas en Colombia que conservo, lo que quiere decir que son de mucho mejor calidad que las que he encontrado aquí. Incluso el color aún está bastante bien conservado y eso que ha aguantado lavadas, planchadas y dobladas, como no se dan una idea. Lo segundo es que a pesar de que sentía que no me quedaba muy bien, tiene unos toquecitos particulares como el elástico en los hombros y el estampado en la esplada que me gustan. Así que reuní mis hilos, agujas y tijeras para empezar el proceso de reanimación de esta vieja amiga que me acompañó en tantas rumbas y resacas.

La blusa es 90% algodón y 10% elastano. Como ya se pudieron dar cuenta, me llega hasta las caderas y tenía dos laaaaarrrrgas tiras hechas de la misma tela que sostenían el cruce, envolvían el cuerpo y remataban atrás o a medio lado en algún tipo de moña que uno le hiciera. Ocho años atrás cuando era más delgada y aún mi cosecha de bananos en la cintura no estaba tan avanzada el envoltorio de las tiras no se veía taaan mal. Pero ahora pues... digamos que las empanadas, arepas y otras delicias que me he comido están dando sus frutos... y si a eso le sumamos un embarazo pues... las tiras ya me hacían ver como si estuviera siendo atacada por dos pitones hambrientas que en vez de comerse mis bananos, se alían con ellos para hacerme ver como el muñeco de Michelin.

Lo primero que hice para rescatar mi blusa de la muerte y posterior sepultura en la basura, fue medirmela bien y establecer los puntos en los que el cruce favorecía mi figura, como pueden ver en la foto, el primero es el vértice del cuello en V y el segundo es al lado derecho, a la altura de la cadera. Este punto lo aseguré de una vez cosiéndolo a mano para poder cortar la primera pitón que era la que hacía en cruce en el interior de la blusa (Casi no se nota pero la tengo agarrada con la mano derecha en la cadera). Acá sólo hice dos puntaditas en cada extremo con el hilo porque no quería que se viera todo el largo de la costura como vil cicatríz de cirugía.

Una vez aseguré el cruce interior era hora de asegurar el exterior. Puse la blusa sobre una mesa para que quedara bien plana y siguiendo la costura del dobladillo que ya tenía la blusa originalmente, empecé a coser y unir la tela.  Cuando terminé la costura, corté la segunda pitón dejándole un centímetro de los plieguecitos que me pareció se veían boniticos. Luego me acordé que había comprado unos tachecitos decorativos en Walmart y se los agregé para darle a la blusa un toquecito llamativo después de semejante amputación.

La chica que me cuida la espalda también quedó estrenando aretes. Y voilà! salvé a mi fiel compañera de parrandas! ahora es una señora como yo... una blusa descomplicada para estar en la casa los sábados o domingos pero que al mismo me permite salir a hacer algún mandado o recibir alguna visita que llegue de improviso.